Deconstruyendo mensajes del amor romántico
Esas escenas de final de película hollywoodense, donde una pareja se besa con pasión el día de su boda, mientras se derriten de amor con miradas tiernas y un romántico fondo musical acompaña su dicha. Esa imagen, con la que muchas crecimos en la mente y respondería a todos los problemas existenciales de una mujer adulta creó por generaciones expectativas, que rara vez se llegan a cumplir.
En la actualidad, en pleno siglo XXI, muchas mujeres aún creen con fervor que “el amor todo lo puede” y están dispuestas a soportar “lo que sea en nombre del amor”. Para ellas, el denominado “amor romántico” es una realidad.
Esta forma de amar implica una conducta sexo-afectiva que impera en la mayoría de las relaciones amorosas del mundo.
Este ideal surgió en Europa, en los siglos XIV, XV y XVI, a la par del matrimonio, relación que conllevaba a conformar una familia tradicional, acorde con la vida cristiana de aquella época. Una imposición, que muchas veces no era muestra de amor sino, de conveniencias económicas y sociales.
En esta edición, Mariana Delgadillo Medina, consultora en Derechos Humanos, Perspectiva de Género e Igualdad Sustantiva, explica que el amor romántico es este amor similar al de las princesas de Disney donde dejas de ser una Sirena para quedarte sin voz y ver si un tipo te hace caso, o te cortas el pie para que te quede la zapatilla, aunque hay zapatos que nunca nos van a quedar.
Otro ejemplo que menciona es el de esperar el amor en un letargo eterno: “imagina esperar a un cuate, mientras duermes para que te bese y te casas con él, porque crees que es un príncipe que te va a rescatar”.
La experta advierte que, en la actualidad, las mujeres ya no queremos que alguien nos rescate, nos rescatamos nosotras mismas.
El amor romántico, define Delgadillo Medina, es el que tienes hacia otra persona, pero, que impide tu desarrollo personal. Es un amor insano, porque ya no es un amor que permite que tú sigas siendo tú, y tu individualidad para poder ser con alguien más.
No es un amor que te ofrezca, sino que te quita, que te pesa, que te lastima y te divide en mil pedazos y al final, que es lo más grave, no te permite ser feliz y plena.
Existen roles que cuidamos y estereotipos que seguimos perpetuando como prejuicios, en esta misma construcción lo que nos dicta la sociedad es que podemos amar de manera diferenciada a los hombres y a las mujeres, señala la experta.
A ellos les dijeron que no podían llorar y que las mujeres no podemos ser parte de sus emociones, a nosotras nos construyeron socialmente con la creencia de que teníamos que ser entregadas y abnegadas, que muchas veces merecemos castigos físicos, psicólogos y emocionales por habernos portado mal y que tenemos que aguantar, y buscar nuestra media naranja.
Sin embargo, la especialista afirma que actualmente las relaciones sexo-afectivas ya están en un momento de deconstrucción, en el que las mujeres debemos saber: qué quiero, qué necesito y qué es lo que ya no quiero para mi siguiente relación. Es importante saber lo que no queremos volver a repetir, lo que no volveremos a permitir.
A las mujeres nos enseñaron que debemos depositar nuestra felicidad y nuestro placer en alguien más, lo cual es un error, nosotras mismas somos las dueñas de esa construcción amorosa y de ese placer, señala Mariana.
Generalmente, nosotras tenemos huecos o heridas emocionales y somos las únicas responsables de rellenar esos vacíos, puesto que solamente nosotras sabemos cómo, cuándo y con quién lo queremos.
Mitos del amor romántico
- Si tu pareja te cela es porque te quiere.
- Encontrar tu media naranja. No somos seres incompletos y aunque hay personas con las que tenemos mayor empatía, no necesitamos a alguien que nos complemente.
- La exclusividad que debemos tener en pareja, la monogamia que cuenta es la de nosotras y no la de ellos.
- La relación es eterna. La pasión se interpreta de diferentes maneras, y va evolucionando con el paso y con el pulso de los años. A muchas mujeres les da terror quedarse solas, y aunque no haya pasión ni amor, no se dan la oportunidad de separarse. Nos enseñaron que la soledad no se asocia con una mujer exitosa, plena y completa.
- El matrimonio es destino, es un vínculo sagrado que tiene que durar para toda la vida y es el objetivo principal. Anteriormente, las mujeres no tenían la oportunidad de cambiar su vida, cuando ya no eran felices. En realidad, el matrimonio fue un contrato creado para heredar los bienes y que los hombres tuvieran la certeza de que su trabajo y su apellido quedaban en manos de su descendencia.
- El amor todo lo puede. Este mito permite todo, desde minimizar a las mujeres hasta comenzar una escalada de violencia, que puede terminar en feminicidio.
Mariana, advierte que a veces lo que cometen contra las mujeres se puede convertir en un delito y determina que el amor, somos nosotras mismas soportándolo todo para validar estas construcciones sexuales y afectivas, que nos enseñaron en el pasado.
Muchas mujeres crecimos con esas creencias sin reflexionarlo, pero, ninguna mujer debe dejar de ser lo que es y rescata un personaje de la película La Sirenita, de Disney:
Por ejemplo, Úrsula, me parece un personaje icono feminista, es grande, es curvie, es sexy, es una mujer de negocios una princesa, pero, está en el fondo del mar porque a los hombres no les gusta ver en la superficie a las mujeres de negocios. Ella, jamás engaña a Ariel, le dice “lee las letras chiquitas” y Ariel toma la decisión de perder su voz por darse a ese amor romántico.
Estos cuentos lo que hacen es perpetuar este estereotipo dicotómico entre la princesa que espera y el príncipe que llega salvarla de absolutamente todo.
Delgadillo Medina, considera que en un país en donde existen cada vez más madres autónomas, las niñas tendrían que empezar a contemplar estas historias, pero, analizarlas desde el feminismo.
Los mitos del amor romántico nos cortan la libertad, nos cortan las alas, nos ponen en una jaula que, aunque sea de oro, se habla de dominación y sometimiento, de violencia contra las mujeres.
Otro riesgo es perdernos de vivir en una mismidad, cuando una mujer tiene el poder de decir quién soy y qué quiero de la vida. A veces, no se puede porque tengo una pareja, porque estoy en busca de una pareja o en duelo por una pareja, comenta.
Marcela Lagarde, insiste entre la importancia que hay entre soledad y desolación. A las mujeres no han dicho que no podemos estar solas. Sin embargo, la soledad no se les permite a las mujeres, no nos conciben solas, pero, tenemos una fantástica oportunidad de estar con nosotras mismas, para escucharnos y conocernos.
La experta concluye, al asegurar que el amor compañero sí es posible construirlo, y es ese amor que nos alienta, que nos motiva, nos deja disfrutar de nuestro cuerpo y nos incentiva para seguir adelante.
Asimismo, la relevancia de la responsabilidad afectiva es fundamental para hablar con claridad de nuestras emociones y establecer límites en las relaciones de pareja.
De mujer a mujer, te aseguro que el amor propio, el reconocimiento personal y la paz se construyen de adentro hacia afuera. Será un camino que te llevará por sendas inimaginables, a veces no querrás continuar, a veces te rendirás, no es sencillo, desde luego. Sin embargo, conforme avances obtendrás una auténtica evolución, una deconstrucción, y lo más importante el descubrimiento o la reconciliación con ese ser tan único y maravilloso que eres tú.
Entonces, te darás cuenta de que el: “no fueron felices por siempre”, también brinda posibilidades maravillosas para encontrar el amor, que no todas las zapatillas de cristal te quedarán, que no van a callar tu voz para ofrecerte un anillo y una boda de cuento de hadas… que precisamente queremos ser feministas, ingenieras, pilotos, artistas, madres, escritoras, cronistas, deportistas, mujeres de carne y hueso, ya no más princesas esperando ser rescatadas.
Empiezo a creer que las mujeres estamos enamoradas del concepto del amor y no de otro ser humano.
Creo que tiene que ver con nuestra educación y cultura. En muchas ocasiones nos enamoramos más, como lo comentas, de una idea del amor.
Gracias por leerme.
Deli Ramírez