Definir la pubertad precoz en términos médicos es menos complicado que explicarlo con la familia, amigos o conocidos. Se trata de una enfermedad poco común, afortunadamente, que afecta sin discriminar a niñas y niños.

Enfrentar su diagnóstico es duro y como mamá es realmente aterrador, tal como lo revela María.

“Me vi obligada a resolver un dilema, en completa soledad, donde tenía que decidir si mi pequeña, menor de 8 años, afrontaba la posibilidad de presentar la menarquia a esa edad, quedarse con una estatura de un metro 23 cm o someterse a un tratamiento con hormonas sintéticas, que entre otras cosas podía generar efectos secundarios graves”, relata.

El tratamiento puede funcionar, pero, tal vez no. Por otra parte, pude tener consecuencias tales como: insuficiencia cardiaca congestiva (1%) o problemas de coagulación de la sangre (1%). Los coágulos sanguíneos pueden provocar émbolos pulmonares o un accidente cerebrovascular (afecciones que amenazan la vida).

Comenzaré por explicar que la pubertad precoz ocurre cuando el cuerpo de un niño se empieza a transformar en el de un adulto (pubertad) demasiado pronto. Es decir, antes de los 8 años en las niñas y antes de los 9 años en los niños.

Es difícil comprender, para muchos padres, que el padecimiento alcanza el crecimiento acelerado de huesos y músculos, cambios en la forma y tamaño del cuerpo, y el desarrollo de la capacidad reproductiva. Por ello, los menores pueden presentar “diversas” edades: cronológica, ósea y sexual.

Síntomas

Los signos y síntomas de la pubertad precoz comprenden el desarrollo de lo siguiente (antes de los 8 años en las niñas y antes de los 9 en los niños):

– Crecimiento de los senos y primer período menstrual en las niñas

– Agrandamiento de los testículos y pene, vello facial y aumento de la gravedad de la voz en los niños

– Vello púbico o en las axilas

– Crecimiento acelerado

– Acné

– Olor corporal

Causas

Las causas de este trastorno son variadas. Cambian dependiendo del tipo de pubertad precoz. Así es, son dos tipos.

Las causas más frecuentes en la pubertad precoz central son:

Idiopática o de aparición espontánea: suele desconocerse el origen.

Afecciones en el sistema nervioso central: como hidrocefalia, lesiones congénitas, quistes suprarrenales, infecciones y tumores, entre otros.

Exposición prolongada a esteroides sexuales.

En la pubertad precoz periférica las causas habituales son:

Afecciones genéticas: como hiperplasia suprarrenal congénita y síndrome de McCune-Albright.

Tumores: secretores de esteroides sexuales, ováricos o testiculares.

Hipotiroidismo primario.

Exposición a esteroides sexuales externos.

Factores de riesgo

Aunque las causas pueden ser desconocidas, existen algunos factores que aumentan el riesgo de que un infante tenga una pubertad precoz y son:

Ser niña. Las niñas tienen muchas más probabilidades de tener una pubertad precoz.

Ser afroamericano. La pubertad precoz parece afectar más a los niños de origen afroamericano que a otras razas.

Ser obeso. Los niños o niñas con sobrepeso significativo tienen un riesgo mayor de desarrollar pubertad precoz.

Estar expuesto a hormonas sexuales. Entrar en contacto con una crema o un ungüento con estrógeno o testosterona, o con otras sustancias que contengan estas hormonas (como medicamentos para adultos o suplementos dietéticos), puede aumentar el riesgo de tu hijo de tener una pubertad precoz.

Tener otras enfermedades. La pubertad precoz puede ser una complicación del síndrome de McCune-Albright o de la hiperplasia suprarrenal congénita, enfermedades que implican una producción anormal de hormonas masculinas (andrógenos).

Haber recibido radioterapia del sistema nervioso central. El tratamiento de radiación contra tumores, leucemia u otras enfermedades.

Complicaciones

Entre las posibles complicaciones de la pubertad precoz se incluyen las siguientes:

Poca estatura. Los niños con pubertad precoz pueden crecer rápido al principio y ser altos en comparación con sus pares. Sin embargo, como sus huesos maduran más rápido que lo normal, también detienen el crecimiento antes de lo usual. Esto puede hacer que cuando sean adultos tengan una estatura menor que la de los demás. El tratamiento temprano de la pubertad precoz, especialmente cuando esta se produce en niños o niñas muy pequeños, puede ayudarlos a ser más altos de lo que serían sin el tratamiento.

Problemas sociales y emocionales. Las niñas y niños que comienzan la pubertad mucho antes que sus pares pueden ser extremadamente tímidos en cuanto a los cambios que se producen en su cuerpo. Esto puede afectar su autoestima y aumentar el riesgo de depresión.

Prevención

Algunos de los factores de riesgo de la pubertad precoz, como el sexo y la raza, no pueden evitarse. Sin embargo, existen algunas cosas que puedes hacer para reducir las posibilidades de que tu hijo tenga pubertad precoz, entre ellas:

-Mantener a tu hijo alejado de fuentes externas de estrógeno y testosterona, como medicamentos recetados para adultos en el hogar o suplementos dietéticos que contengan estrógeno o testosterona.

-Alentar a tu hijo a que mantenga un peso saludable.

Tratamiento

La intervención médica dependerá de las causas subyacentes del desarrollo precoz, pues la misma estará orientada a corregirlas. En pacientes con tumores, se tiende a proceder con quimioterapia, radioterapia o, si es necesario, se ejecuta una intervención quirúrgica.

Por su parte, los casos de pubertad precoz central de origen idiopático no corren un mayor riesgo de salud.

El tratamiento es la administración de hormonas que disminuyen la producción de aquellas de origen sexual. Si se inicia a tiempo, el desarrollo puberal puede detenerse. De esta manera, los niños completarán una estatura normal en función de su constitución genética.

A manera de conclusión, María nos explica que llevar el tratamiento es un proceso que puede durar años.

“En el caso de mi pequeña, ella se sometió a un tratamiento de hormonas sintéticas y hubo que explicarle que cada dos meses, iba a ir con el endocrinólogo para que le aplicara una inyección en el estómago, una vez arriba del ombligo y la siguiente abajo, durante cuatro años. Fue doloroso, costoso y estaba ante una incertidumbre muy complicada”, relata la mamá entrevistada.

Sin embargo, de Mujer a Mujer te aseguro que, si buscas a un profesional que te asesore, haces un diagnóstico a tiempo, combinas el tratamiento con ayuda psicológica y brindas seguridad a tu hija o hijo en este camino hacia su salud todo podrá mejorar, puesto que una vez finalizado el tratamiento, que el especialista indique es el adecuado, su desarrollo se normalizará.

El crecimiento de un hijo es como escribir una carta a la esperanza, donde plasmamos nuestros mejores deseos para ellos, nos cuesta verlos sufrir y nos duele verlos cómo enfrentan sus propios obstáculos, pero, no podemos impedir que ellos crezcan, se equivoquen y tengan errores. Nuestra tarea en cambio, es estar a su lado y acompañarlos, un día inesperado ella, él o ellos, serán también tu apoyo y tu compañía más sustancial.

Entonces, ellos mismos escribirán su historia.